Ella le susurraba cómo es posible que te guste si soy mucho más vieja que tú y él le decía palabras tranquilizadoras. Yo estaría en casa todo el día con ayuda y tú estarías manteniéndonos a todos, además de a una niñera a tiempo parcial. Tú y yo estaremos ocupados cambiando de profesión. Ella le dio a Melania Trump una caja ornamental con un diseño tradicional japonés a cambio. 25,000 está disponible cursante recibió una clave. Disculpas aceptadas. -Y desde luego que te veo como una mujer de tomo y lomo. No hace falta… -Ah, pues yo creo que sí -dijo Jo. Tu madre quiere saber qué ocurre -dijo Bill. Los ojos de Bill se hundieron ligeramente. Tiene los ojos hinchados y susurra: —Bear está muerto. Se estrujó la cabeza y cerró los ojos con fuerza, como si se estuviera concentrando-. Abrió los ojos. -¿ Sin embargo, yo trabajo para la puta BBC y ella no. Siempre podría conseguir otro trabajo de niñera, para completar.
Quiero conseguir un salario mejor, cambiar de trabajo. Bueno, solo contaríamos con tu salario. Bueno, si insistes -suspiró él volviendo a tenderse-. Pero bueno, de todas formas, ahora también habría suficiente como para pagar a Jo; ojalá me lo hubieras contado antes. Pero, en primer lugar, no quiero enamorarme otra vez y, en segundo lugar, estoy feliz con mi vida tal como es. Una vez allí miré a Lee con la expresión más amenazadora de que fui capaz conminándolo a que tomara asiento a mi lado, y añadí-. Tal vez habría que prescindir de algunas vacaciones, pero ¿ Qué suerte que no terminé con él. Tendido en mi cama en el hogar de los Amberton, me sentía tan angustiado por la suerte de mi amigo que no lograba conciliar el sueño. Se sentó en su cama. Mamá está bien. Ya puede subir las escaleras si vas con ella. Cerró la puerta principal con un golpe al entrar antes de subir las escaleras.
Él gruñó. -Si te vas a poner así… -Hizo ademán de cerrar la puerta. Había un catre en un rincón, un armario cuya puerta colgaba del gozne inferior, una alfombrilla raída, un hogar lleno de ceniza, una estantería atestada de libros, una jofaina y un jarro. Apenas llegamos al punto de reunión los cuatro nos metimos en la pequeña tienda del Campamento Seis, a ocho mil doscientos metros. Luego se compró una rosquilla en la tienda de la esquina y se la comió de dos bocados, lo cual fue de gran ayuda. Estoy a punto de pedirle a Jermaine que venga a la tienda de café cuando escucho: —¿ Hace años que a mí no me gusta tu tono, papá -le dijo mirando su reflejo en el espejo-, pero he tenido que aceptarlo. Treinta años con un hombre que ni siquiera le permite ver lo que quiera en la tele. Un hombre tiene que ser el rey en su propio castillo -musitó.
Me refiero a que querrás ser tu propio jefe en lo que a ellos respecta. O sea, que era su cuñado. Ella se muere, pero yo pierdo el juicio.» Había salido la luna y la respiración de Rosa era el único sonido de la habitación: roncaba, al inhalar y al exhalar el aire penosamente, con un leve gruñido. Sus labios son de un rosa pálido, no de lápiz labial o brillo, sino naturalmente. Ella se encogió de hombros y apartó la mirada. Dick desviando la mirada. Dick hizo chasquear la lengua. Pero la echarán terriblemente de menos -dijo Dick. No pasa nada, Catástrofe -dijo tranquilamente-, yo tampoco te quiero aquí conmigo. Sí -dijo Dick-. Sería genial poder quedarnos con ella como si fuera una niñera a tiempo parcial. Claro que tendríamos que arreglárnoslas sin Jo -dijo. Su padre abrió y Jo se quedó sentada y tensa esperando a que él la regañara.