El show de Buddy Rickles creció y creció hasta que alcanzó un punto muerto y ya no hubo manera de aumentar el índice de audiencia; había llegado a su tope de popularidad. Poco después de que El show de Buddy Rickles desapareciera de la programación, Rusty se retiró de la NBC con una buena gratificación y cayó en el olvido. Los Jackson no son comunistas, aunque sí han coqueteado un poco con la política a lo largo de su vida. Al final unos guardias se llevaron a los Jackson de la sala por una puerta trasera. La puerta de mi oficina se abre de golpe y Max intenta entrar pero parece que algo lo está reteniendo. Su mano frota las mías que están juntas y apretadas alrededor de su cintura. La mañana siguiente me quedé dormido -algo muy raro en mí- y no llegué a la Cámara hasta pasadas las once, una hora y media después de que hubiera empezado la sesión.
AQMI dijo que el ataque fue por represalias contra las medidas francesas en la región y «cruzados occidentales». Durante los dos años siguientes las cosas fueron de mal en peor. Y durante aquellos cuatro años de desierto, no besó en la boca ni a una sola mujer. La verdad -tragué saliva antes de admitir ante aquellas buenas personas que había estado mintiéndoles durante un año- es que Dominique y yo no somos hermanos. Una de ellas era la de Mary-Ann y otra la de Dominique. Apenas era consciente de la presencia de Dorothy y Lee; estaba absorto en un ejemplar del Washington Post y de vez en cuando negaba con la cabeza como si mostrara su desacuerdo con algo que leía en el periódico. Suspiré. No quería que la conversación degenerase en un intercambio interminable entre su visión catastrofista y mi optimismo impenitente. Golpeó la mesa y por unos instantes el intercambio de palabras entre ambos fue ininteligible, porque gritaban al mismo tiempo y cada vez más fuerte.
Sus palabras me inquietaron un poco, pues me sentía un simple observador de aquel gran drama. Mientras hablaba, sudadera tottenham 2021 me di cuenta de que no creía en mis palabras. Su mujer lo mandó callar y me instó a que continuara. Es una comedia de televisión -estaba diciendo Lee cuando me senté junto a una mujer gorda que comía caramelos de menta produciendo un molesto ruido-. O sea, que usted admite estar difundiendo sus creencias personales en un programa de televisión que ven millones de personas todas las semanas. Fue entonces cuando me enteré de que mi sobrino Tommy, apenas un adolescente, había alcanzado la fama como actor de telenovelas. Estaba flanqueado por Jeanette MacDonald, Gary Cooper y Ginger Rogers, fanática republicana y anticomunista como nadie, aunque procedía de la misma ciudad que Truman, Independence, en Misuri. A tal punto se había acostumbrado a ser el centro de atención, que su exilio forzado de la sociedad le supuso un duro golpe.
El senador McCarthy, un hombre gordo y abotagado, se hallaba sentado en el centro del grupo y sudaba copiosamente a causa de los focos y las cámaras que lo rodeaban. Será mejor que nos hagamos a la idea de escribir el resto de los capítulos nosotros. Si gritas una idea con fuerza o contundencia, tarde o temprano vendrán por ti y te ahorcarán. Ya te lo decía yo -saltó Amberton en tono triunfal, y dio un golpe a la mesa de la cocina antes de esbozar una amplia sonrisa. Tina mira alrededor de la mesa y sonríe. Max, Ghost, y Lola se sientan en la mesa del comedor preguntándole a los demás si alguien más quiere jugar. Sin siquiera evaluar la situación la tomo al estilo de novia y me muevo hacia la puerta trasera del bar. La puerta se abre y Nik sonríe. Y cuando eso ocurra, tendremos ocasión de comprobar quiénes son nuestros verdaderos amigos.
Tú mismo hablaste con ellos en una ocasión. Había dudado si tendría sentido celebrar esas dos reuniones la víspera de Navidad, pero imaginaba que una iría bien y la otra no. Es posible que de forma inconsciente, sí -repuso Lee con cautela-. Me parece una extraña forma de funcionar. Hay estantes para libros, una caja china, y un gabinete de DVD estratégicamente colocados alrededor de la habitación. Aflojo rápidamente mis brazos pero envuelvo mis piernas alrededor de su cintura y abrazo sus hombros. Veo que alcanza la mesa, toma unas servilletas y las pone en las piernas de Tina. Los Rosenberg habían sido condenados después de que se los vinculara con Klaus Fuchs, un físico al que descubrieron pasando a los soviéticos secretos sobre el programa nuclear americano. El interrogador era senador por Nebraska, un hombre enjuto y pálido que tenía que consultar un papel para asegurarse de que no se equivocaba con el título del programa.