Durante el siglo XVI la clase alta seguía estando formada por la nobleza de origen terrateniente, el clero y los prohombres de la ciudad, mientras fue creciendo una cierta clase media, formada por mercaderes y artesanos; en la clase baja se hallaban obreros y peones, además de ciertos grupos sociales ajenos a los estamentos clásicos, como los esclavos, los gitanos y los extranjeros y, más abajo aún, pobres y marginados.