Yo no quiero ser un padre, Dick, solo quiero ser yo. Cuando las voces de Dick y Vanessa, que habían subido de tono progresivamente, volvieron a serenarse y Josh pudo oír llorar a su padre, notó una sensación de asfixia en la garganta. Hacia las diez, Dick había ordenado la cocina, puesto el lavavajillas por segunda vez, cambiado todas las sábanas y la tercera lavadora estaba terminada. Ignoraba si en el pasado se las habían tenido alguna vez, pero sabía algo que no debía de escapársele a Nat Pepys: Jack no se andaría con contemplaciones en lo que se refería al hijo del patrón. Tú misma has dicho hace un momento que tienes miedo de que tus mejores años hayan pasado ya. Le daba igual. Tenía el plan de mamá y papá había dicho que aquella noche iban a hacer tortitas y que, si querían, podrían comerse incluso las que cayeran del techo. Y, por supuesto, también a las niñeras las veía bajo una óptica distinta.
Nat Pepys estaba sentado ante la puerta principal de la casa, mi camiseta bajo una sombrilla para protegerse del sol. Le pedí a Meems que recogiera a Lola y a Nat porque yo tenía bizcochos que terminar y pensé que llegaría tarde. Aquella tarde en casa de Mandy iba a ser dura, lo sabía, pero lo soportaría porque Asha y ella tenían entre manos la «Estrategia vengativa n.° 1: el libro». Aún así, la temática de la película es universal: seguir tus sueños, la importancia de la familia, el anhelo humano de ser recordado. La vida puede ser abrumadora. De modo que cuando mi padre pasó a mejor vida -continuó ella-, heredamos un poco de dinero y vinimos a vivir a Cageley, donde mi marido montó la escuela. De alguna manera a medidas que avanzaba la película Nik, Max, y yo habíamos terminado enredados pareciéndonos un poco a una oruga humana. De repente estoy confundida y entro un poco en pánico. Siento una oleada de pánico.
Estaba de pie junto a la tabla de planchar, escuchando una obra de teatro en Radio 4 y apilando la ropa de sus hijos. El hecho de saber que sus hijos estaban comiendo lo que él había metido en sus carteras del almuerzo lo llenaba de satisfacción. La casa rezumaba actividad por los cuatro costados y todo gracias a él. Entré en la casa de Tina sin preguntar y ella creyó que era una mala persona que trataba de tomar sus cosas. Puedo confiar en Tina. Estaba pensando que Tina era la que me los iba a dar. Era el amo de todo lo que veía, el rey de su castillo y el mundo entero estaba en orden. A decir verdad, Mandy se pasó el día entero de risitas con Arabella. Si esos carreros pudiesen ver la calle Piccadilly hoy día a las cinco de la tarde, sabrían lo afortunados que eran y no habrían montado en cólera con tanta facilidad. En lugar de mirar a través de ellas como si fueran invisibles, como venía haciendo hasta entonces, ahora tendía a hacerles una pequeña reverencia cuando se las cruzaba por la calle.
Será como la mascota de la clase. Talla L Corresponde a la 3a equipación de la presente temporada 2020/2021. Como se puede comprobar en las imágenes, la calidad es inigualable. Me habría gustado preguntarle qué pasaba, por qué de pronto me rechazaba de ese modo, pero no encontré las palabras adecuadas. Las mujeres llevaban siglos engañando a los hombres, diciéndoles que aquellas tareas eran insatisfactorias y, sin embargo, durante todo ese tiempo, el amor había sido el motor de sus almas. Las señas están en la agenda. Dick estaba pálido. -Porque puedes hacer las dos cosas -susurró-. Tal vez Dick le oculta a Vanessa sus cuentas. Miró afuera, al ordenado jardincito de su madre, camisetas futbol 2022 rememorando la conversación que había mantenido con Vanessa la noche anterior. Exacto -dijo Cassandra-. Así que vamos a hacer que vuelva. No vamos a tener que traer a Jo de vuelta -dijo Cassandra-, porque Josh lo va a hacer por nosotros.